Se cumplen 4 años de la final de Johanesburgo

La Selección española ha reinado en el fútbol mundial entre 2010 y 2014. Al igual que Alfredo Di Stéfano cambió la forma de jugar, el estilo de juego de los de Vicente del Bosque ha abierto un nuevo capítulo en la historia del fútbol.
El 11 de julio de 2010 la Selección española se coronaba en el Soccer City de Johannesburgo campeona del Mundo e iniciaba un reinado que ha dejado una marca imperecedera para el porvenir. El triunfo español en aquella gloriosa noche ante Holanda trajo un viento fresco al fútbol mundial.
El fútbol como una de las bellas artes
En primer lugar, porque supuso la reivindicación de un estilo de juego y una forma de entender este deporte. Una apuesta por la belleza y por el fútbol combinativo y de toque, aunado con el juego limpio.
En 2011, Del Bosque recordaba cómo la Selección "es depositaria de unos valores que van más allá de los éxitos puntuales y de su materialidad, y es también legítima heredera de una tradición que nos honra. Esos valores tienen carácter imperecedero y perfil determinante. Son el esfuerzo, el sacrificio, el talento, la disciplina, la solidaridad y la modestia. Los jugadores que han obtenido el Mundial han sido leales a dichos principios y a los de la deportividad y el honor. Defendiéndolos alcanzaron la victoria final. De otro modo no habría sido posible. El éxito de España en Sudáfrica ha sido el premio a todo ello pero también el resultado del convencimiento de los jugadores de que lo que hacían era lo mejor y la fe en su propuesta futbolística".
El mundo de fútbol se ha rendido también a los encantos del estilo de fútbol español que ha sido tomado como un camino a seguir. Así, por ejemplo, el alemán Joaquin Low, en una entrevista publicada por el diario Bild, señalaba que el éxito de España residía en que "sigue respetando su filosofía. Y sigue siendo futbolísticamente maravillosa. Domina todo casi a la perfección, lo más elemental y los detalles. Conserva el hambre. Xavi juega como si acabara de debutar. Es la encarnación de la inteligencia aparejada a la velocidad de acción. E Iniesta es insuperable en las acciones individuales".
Ese reinado español no es ni mucho menos flor de un día. Venía de antes, de la Eurocopa de 2008, se apostó plenamente por esa forma de jugar y se le dio la continuidad necesaria que lo llevó al triunfo en Sudáfrica.
Por eso, después se sumaría el tercer gran éxito de esta etapa con la Eurocopa de 2012 goleando a los italianos en la final de Kiev. España se convirtió así en el único equipo desde que el fútbol existe capaz de obtener la Triple Corona (Eurocopa-Mundial-Eurocopa) de manera consecutiva.
La Selección, símbolo de unidad nacional
En segundo lugar, los triunfos de la Selección contribuyeron a unir a todo un país (España) y darle esperanza en un momento de profunda crisis económica. "Creo que el país en general se merece este premio, este campeonato del mundo. Esto se sale de lo meramente deportivo, vamos a celebrarlo bien, con los públicos de toda España que nos han apoyado muchísimo y estamos felices de haberles podido dar este triunfo", comentaba Vicente del Bosque.
La sociedad española supo agradecer lo conseguido y en 2011 la Selección recibía el premioPríncipe de Asturias y como el mismo Del Bosque no se cansaba en recordar "la Selección se siente profundamente satisfecha de haber alcanzado el éxito conseguido y de haber podido responder a la confianza que millones de españoles depositaron en ella. El grupo al que represento reúne todas las virtudes que un entrenador ha deseado siempre. La inolvidable victoria que nos brindaron en Sudáfrica queda para la historia y sus intramuros, la humildad de un grupo de futbolistas que han hecho de la modestia un arma tan poderosa como su mismo y arrebatador juego".
La humildad, argamasa para el éxito
Y en tercer lugar, el triunfo español en 2010 deja un mensaje que va mucho más allá del fútbol, es un mensaje que guarda en su seno un mensaje de vida: la humildad es el primer cimiento sobre el que construir una carrera de éxitos.
Todo el equipo encarnaba esa virtud y un jugador era su viva imagen. Andrés Iniesta, el hombre del minuto 116 cuyo gol nos elevó a lo más alto simboliza ese espíritu de lucha y compromiso basado en la humildad: "Cuando controlo el balón, sé que va a ser gol. Solo tuve que esperar a que bajara para pegarle. ¿Y por qué baja? Por la ley de la gravedad. Puestos a buscar razones, también me ayudó a meter el gol ese detalle. Lo que he conseguido, visto desde la plaza de Fuentealbilla en la que jugaba de niño, es impensable. No, yo no soñaba esto. Pero lo mejor de todo es la sensación de que, una vez logrado, me quedan muchas cosas por hacer. Eso me hace muy feliz".
Los grandes hombres no solo marcan una época sino que representan un antes y un después. Eso ha sido el reinado español: durante seis años fue un conjunto admirado y admirable que derrochó generosidad y victorias.
Fue un equipo que lo dio y lo consiguió todo, y que promete luchar por nuevas metas haciendo suya la frase del General Douglas MacArthur: "Volveremos"
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